sábado, 16 de enero de 2021

7- Nuevos palos monárquicos


Regresemos a Cataluña, para ver como el empuje de los agentes locales sufrirá una verdadera mutación cuando en Figueras nazca, por generación casi espontánea, la Monarquía de los Fogones o de los Hornillos. Huelga decir que la universidad gastronómica creada por el genial Ferran Adrià tendrá mucho que ver con esta sonada emergencia.
     Tampoco debemos menospreciar el éxito de esta serie llamada Juego de Tronos, alguno de cuyos capítulos se filmaron en Girona. Una serie que los de la Colla desconocemos ya que carecemos de tiempo para verla, ocupados como estamos siempre en el futuro, pero de la que oímos hablar en su día. Su huella psicológica en la población gerundense por lo visto será profunda y excitará de una manera indirecta y subliminal el gusto por las coronas. ¿Por qué no jugar a tronos de verdad?, se dirán las mentes más arrebatadas.
     Lo más interesante es que la iniciativa polimonárquica nacida en Valencia, de carácter folclórico en apariencia y hecha con trajes de gala, bien apoyada por varios programas de televisión, será bendecida por el mismo monarca español Felipe VI, entonces perfectamente asentado en su trono —este rey habrá aprendido bien las lecciones de la historia reciente y lejana, por lo que habrá sabido encontrar un cobijo sencillo y perenne a las múltiples crisis del estado, poniéndose siempre del lado de la gente y sobre todo de aquellos sectores de la población más dinámicos y atrevidos en sus ocurrencias, lo que le acercará mucho a la inventiva valenciana y más tarde a la catalana.
     El polimonarquismo valenciano-murciano y luego catalán y aragonés, al que no tardará en sumarse el conjunto Balear, y que brotará con una energía inesperada en todos estos territorios de la antigua Corona de Aragón, recibirá de inmediato el apoyo del borbón español, y esta bendición será uno de los puntales de su expansión.
     Al ver que los poderosos intereses gastronómicos habrán encontrado una manera tan fácil como eficiente de expresarse, creando unas bases nuevas para ulteriores desarrollos, otros sectores de la economía catalana se sumarán a la idea. Los arquitectos serán el siguiente gremio a imitar a los cocineros.
     Los Reyes de la Casa, linaje nacido también como una broma culta y como una concesión a determinados planteamientos comerciales y de un cierto mal gusto, siempre bajo el amparo del monarca español, acabará rápidamente convertido en una potente realidad local, generadora de unos chorros inesperados de nuevas ideas y de inversiones osadas, que atraerán cada vez más capital internacional, entusiasmado con unos tales planteamientos. ¿Cómo resistirse a tantas innovaciones? Ideas descabelladas pero muy bien asentadas por técnicos impecables —como antes se ha dicho, los avances en los materiales de construcción serán una de las principales razones de este desarrollo— y por unos resultados deslumbrantes, despertarán la admiración mundial, y los encargos a los arquitectos catalanes caerán como una verdadera lluvia de oro y oportunidades. Más adelante comentaremos algunos de los edificios más afamados, tanto en Cataluña como en los Territorios Exteriores, nombre con el que se designará al conjunto de las zonas de expansión cultural catalana más allá de sus fronteras.
     Más retorcida será la creación de la Monarquía del Amor y de los Placeres, ya que los temas amatorios y la prostitución en general no han sido muy bien vistos por las clases burguesas que siempre han dirigido Cataluña. Pero será determinante la necesidad imperiosa de pragmatismo que las nuevas condiciones económicas del país impondrán a los sectores del ocio: decididos a conservar sus activos en vigencia, no tendrán más remedio que espabilarse y disimular sus intenciones bajo apariencias de altos vuelos festivos. Tras el éxito conseguido por las grandes discotecas amatorias adheridas a los cementerios de la ciudad, nacerá la Reina del Amor, en realidad una versión nueva, feminista y mucho más dinámica e imaginativa de las famosas Miss que ya no interesarán a nadie. Al establecer una Corte de los Placeres, con reinas elegidas cada año entre las chicas más bellas de la región de Olot y del Ripollès —donde a la larga se instaurarán las famosas Escuelas de Pubilles Catalanes, a las que acudirán doncellas de todo el mundo—, el sector del negocio amatorio encontrará un filón de oro que desde ese momento no dejará de crecer ni de manar.
     En Girona, una monarquía centrada en el teatro nacerá enseguida, ante la necesidad de poder competir con estos nuevos focos de atracción irresistible. El Rey del Teatro, elegido entre los actores más jóvenes y avanzados de la escena catalana, ocupará su trono en períodos de dos años, provenientes todos ellos de las diferentes sedes del Instituto del Teatro, entonces la más relevante entidad productora de actores, siendo el principal privilegio de este joven monarca tener el papel de gran protagonista en obras nuevas de encargo pensadas para la exaltación polimonárquica. No habrá ciudad en Cataluña que no quiera ver estas obras que a la vez expandirán como la pólvora los nuevos principios de la monarquía temática, y el negocio será redondo para todos.
     El furor polimonárquico no tardará mucho en extenderse, al ver el éxito de aquellos primeros brotes que transformarán las realidades urbanas de las ciudades de Barcelona, Vic, Olot, Girona y Figueres. Y, como es lógico, las demás ciudades se lanzarán todas a elegir sus monarquías temáticas, con el apadrinamiento siempre entusiasta de Felipe VI, muy interesado en potenciar estos nuevos linajes que le serán compatibles, al aceptar la preeminencia jerárquica de la Monarquía Española, que pronto adoptará la costumbre de alojarse periódicamente en las diferentes nuevas cortes reales de origen temático. Lo más curioso del caso es que, dando un bandazo a las antiguas inclinaciones antimonárquicas, el pueblo catalán se convertirá en el más ferviente defensor de la familia real española, al poder emparentarse con la misma una tal profusión de palos reales coronados, algo que sorprenderá a propios y extraños.
     Como puedes ver, querido conciudadano, nos encontramos ante un fenómeno de expansión viral, como se llama hoy a este tipo de contaminación social, de una vitalidad revolucionaria. La principal consecuencia será el levantamiento de las poblaciones locales, dinamizadas por las ocurrencias polimonárquicas, que competirán ferozmente estableciendo alianzas entre sí, para ayudarse y poder así enfrentarse a las vecinas de más éxito. Esta democratización del negocio turístico, que de pronto tendrá unos nuevos protagonistas surgidos de la misma base social, transformará el sector y se convertirá en motivo de estudio y de mímesis, despertando la imaginación de los humanos hacia cotas de altura hasta entonces nunca imaginadas.

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