lunes, 30 de noviembre de 2020

4- EL DESPERTAR DE CATALUÑA


Tras la debacle económica provocada por la pandemia del COVID-19, las ocurrencias valencianas en su búsqueda de nuevos activos para la industria del turismo sorprenderán, como antes se ha indicado, a propios y extraños.
     Desde Cataluña, los mandamases supremacistas eternizados en el poder autonómico, verán el fenómeno de la emergencia valenciana como una excentricidad propia de un pueblo para ellos en decadencia, que aún gustará de los toros, y dedicado básicamente a los arroces, los saxofones y las mandarinas. Ignorarán por descontado el éxodo de tantos jóvenes catalanes hacia el sur, deseosos de sumarse a la emergencia imaginativa del levante. Pero cuando vean, tras una década de resultados espectaculares, el volumen creciente de visitantes, la presencia mediática cada vez más al alza de Valencia y Murcia, las subidas de los PIB locales, y el efecto imán para atraer a las empresas más avanzadas del mundo, entonces las élites catalanas empezarán a pensar que realmente algo estará pasando allí abajo digno de ser tenido en cuenta.
     Se verá entonces, casi sin solución de continuidad, como el mimetismo más descarado, ingenuo y sincero se impondrá en toda Cataluña, con sus fuerzas vivas más avispadas, ansiosas y casi desesperadas de sumarse a aquella ola innovadora de naturaleza polimonárquica.
     Y lo que en Valencia nació y se desarrolló a lo largo de décadas, paso a paso, con paciencia de santo y una tenacidad persistente en la inventiva estrafalaria, plantando cara con valentía a los escépticos y a los que se reían de ellos, en Cataluña prenderá de la noche al día con un furor endiablado, como si el pueblo catalán hubiera estado esperando aquella chispa de origen valenciano para incendiarse en su loco afán de levantar linajes, nuevas dinastías y tronos dedicados a los temas más variopintos y disparatados.
     La razón de esta entrega súbita a la idea polimonárquica es clara: tras tantos años de querer ser más de lo que se es, obsesionados una buena parte de los catalanes en distinguirse del resto de España, una obsesión que los ha llevado a chocar contra la misma pared año tras año, de pronto esta parte de los catalanes encontrará una manera de distinguirse fácil, tolerada, legal y generadora de suculentos beneficios. ¿Para qué la independencia si es posible ser rey de tu propia casa, de tu pueblo, ciudad, profesión u oficio, sin necesidad de levantar ninguna barrera ni frontera ni entrar en guerra con nadie?
     Será de algún modo como si de pronto, esta arcaica y empalagosa primera persona del plural, que hasta entonces el nacionalismo supo mantener como sujeto colectivo propio, fijo e inmutable de los creyentes en la patria catalana, se deshiciera como un terroncillo de azúcar y se desmigajara en una pluralidad infinita de yoes con ganas cada uno no solo de ser independiente de los demás sino de llevar una corona en la cabeza.
     Vamos a ser concisos aquí y explicar con detalle algunas de las Casas Reales que nacerán como setas en Cataluña y que en nuestras conversaciones de la playa hemos visto con claridad meridiana. He aquí las más sonadas:
     La Casa Real de la Muerte, en Verges (Girona), resultado de una atención continuada para con su famosa Danza de la Muerte. La Reina de la Muerte, que cada año será una chica diferente, siempre entre los 10 y los 14 años, tendrá privilegios muy importantes, como es, además de poder bailar la famosa Danza de la Muerte en un puesto principal, el de poder estudiar en las mejores universidades del mundo una vez terminado su reinado, gracias a la sofisticada educación que recibirán durante el año de estar en funciones, y por ser escogidas entre las chicas más inteligentes del pueblo, sean nacidas en Verges o veraneantes. Las pruebas para convertirse en Reina de la Muerte serán por lo tanto muy rigurosas.
     El palo o linaje de los Manaies (así se llama en catalán a los soldados romanos que desfilan tradicionalmente durante la Semana Santa) en Girona, con delegaciones en otras muchas poblaciones que mantendrán una poderosa estructura jerárquica de Primus Pilus, Centuriones y Centurias, que a su vez se emparentarán con los linajes de tema romano de Tarragona, lo que permitirá vistosos desfiles y organización de actos para públicos masivos, con los impactantes batallones de caballería de elefantes, jirafas y burros catalanes.
     Tarragona vivirá su completa romanización ya durante la cuarta década del siglo. El empuje definitivo vendrá de la gran relevancia que tendrán las escuelas de cocina romana y sobre todo las escuelas de gladiadores, cuyos combates se harán en el reconstruido anfiteatro con vistas al mar. En este sentido, la Escuela de Gladiadores de Tarragona, que fichará ejemplares humanos de los cinco continentes, en busca siempre de su gallardía y grandeza física (hombres y mujeres), se convertirá en el principal referente mundial del sector, por lo que muchos entusiastas del Imperio Romano, especialmente los oriundos de América y de Asia, creerán que su capital no era Roma sino Tarragona. Una isla de contemporaneidad será el barrio de funcionarios de la Generalitat y residencia de su presidenta (pues a partir de los años cincuenta, los presidentes de la Generalitat serán todos mujeres y el poder político de Cataluña habrá bajado a la ciudad de Tarragona); este barrio, a pesar de respetar las leyes romanas en relación a los temas del derecho civil, del tránsito rodado y de los horarios, se regirá según nuevas costumbres de gran liberalidad y de cultivo de las capacidades creadoras, que definirán el comportamiento futuro de los catalanes.
     La Reina de las Brujas y el linaje de Pedro Botero, Rey de los Infiernos, de Cervera, en Lleida, fruto del éxito de esta fiesta alocada que es el Aquelarre, la cual continuará a lo largo del tiempo con una inmensa predicación. Estas dos monarquías tendrán una enorme repercusión internacional, debido a la universalidad arquetípica de su temática, por lo que despertará furores en las nuevas sociedades consumistas de China, Japón y la India. El Aquelarre, que ahora se celebra en el centro de la ciudad, acabará ocupando diversos pueblos del entorno de Cervera, de manera que la ciudad se convertirá en breve en una metrópoli toda ella dedicada a las artes de la brujería y la adivinación. Congresos mundiales de Quiromancia, Astrología, Flores de Bach, Brujología, Lectura de Iris, la ciencia de la Levitación, Tarot e Imposición de Manos tendrán lugar de forma ininterrumpida, y la fama de Cervera se disparará por todo el mundo. Como consecuencia de esta especialización territorial, correrán rumores de que en toda la comarca habrá episodios notables de fenómenos paranormales: casas desplazadas de lugar, rocas que aparecerán de la noche a la mañana esculpidas con curiosas figuraciones, árboles de crecimiento descomunal en áreas más bien de secano, y otras rarezas metamórficas inexplicables.
     La Casa Real de los Muñecos de Cartón de Cardona, ciudad famosa por sus gigantes y cabezudos, que competirá a su vez con una de similares características, la de Solsona, gracias a emprendedores artesanos de una gran maestría que con los años irán construyendo gigantes y figuras representativas no sólo para cada barrio, sino a la larga para cada familia, por lo que no habrá habitante de Cardona y de Solsona que no tenga su gigante de referencia. La población de gigantes de estas dos ciudades será realmente impresionante. Una de las principales tareas de las Casas Reales de los Muñecos de Cartón será poner orden a este galimatías de figuras, estableciendo jerarquías entre ellas, procurando no caer en discriminaciones sociales de orden económico o simplemente personal.
     La Casa Real de la Patum de Berga, que encontrará en su arcaica figura de escupir fuego una verdadera mina de oro para profundizar en las raíces de la antigüedad pagana que serán recreadas con extraordinaria libertad imaginativa, con inclusión de la Tauromaquia, una vez esta haya alcanzado sus máximos históricos de aceptación popular.
     Una casa real que sorprenderá a propios y extraños será la de los Cerdos, con monarcas todos ellos muy gorditos y redondos, provistos de bigotitos finos, miembros del gremio de los propietarios de granjas de cerdo, que en Cataluña tienen una gran presencia en el paisaje. El éxito más grande de este palo monárquico será su conocido "Vino de Cerdo" así como el "Cava de Verraco", caldos que tendrán un ligero regusto a purines, al encontrarse los viñedos en zonas cercanas a las granjas. De poco consumo local, triunfará en cambio en los mercados europeos del norte y en los de China, que encontrarán en este exotismo una gracia infinita, donde cada botella valdrá cifras de dos y tres dígitos, según la marca.
     En Olot, además de la afición taurina que se despertará a mediados del siglo XXI, nacerá el llamado Trono Santoral, una monarquía encarnada por un santo procedente de uno de los talleres más importantes de escultura religiosa. La periodicidad anual de este palo real excitará la competitividad entre los artesanos, lo que despertará esta antigua industria local, plenamente implantada en el mercado global. La fiesta del Santo de Santos —así se le llamará al santo elegido— se celebrará en primavera, con procesiones que en nada tendrán que envidiar a las de la Semana Santa andaluza, las cuales como es lógico seguirán teniendo una inmensa predicación.
     Habrá que insistir mucho en las próximas cartas sobre la importancia estratégica de esta emergencia monárquica centrada en la ópera, nacida en la ciudad de Vic. Fundamental por sus características de innovación profundamente imaginativas, y por ello, admiradas en todo el mundo. Fruto de la visión futurista de uno de sus alcaldes, Pere Crim i Palau, este linaje construirá el teatro de ópera más grande del planeta e iniciará una campaña de encargos de nuevas partituras para ser cantadas en lengua catalana, que admirará al mundo entero (1).
     Pero tal vez la ocurrencia más célebre y que más fama le dará, sea su escuela de intérpretes animales no racionales, es decir, no humanos.
     Estudios avanzados en esta materia nos indican amplísimas extensiones de terreno con un formidable mosaico de granjas de animales todos ellos educados para cantar, hacer determinados ruidos y acompañar así a las orquestas de su teatro, compuestas de una media de cuatrocientos maestros. Cabe destacar aquí las aportaciones del Institut del Teatre de Barcelona, que hará un gran esfuerzo para suministrar profesores de ritmo e interpretación, así como de las varias escuelas de teatro de Girona, muy relacionadas estas con el mundo del campo y de la payesía, y por eso más cercanas al reino animal.
     Espectaculares serán las trompas de los elefantes, asociadas a los metales de la orquesta, o los chimpancés capaces de cabalgar y de emitir gritos escalofriantes y originales, o los burros entrenados a dominar sus rebuznos bajo la batuta de un director. Pero quizá sea L’Orfeó Català de Lloros el resultado de más excelencia de esta escuela que será una atracción mundial sin parangón. Parece ser que los loros de la Escuela Catalana de Canto Animal lograrán metas hasta entonces nunca alcanzados por las cuerdas vocales humanas, con capacidad de combinar las notas más líricas y agudas con estridentes silbidos de todo tipo, y con voces de una gravedad casi infernal.
     Más adelante, ya entrados en el siglo XXII y no sin finísimas aplicaciones de ingeniería genética —todas ellas autorizadas por los comités de ética científica de las Naciones Unidas—, los conciertos de Ruiseñores serán otra de las especialidades de la Escuela. Su inclusión en los solemnes y gigantescos espectáculos de la nueva Ópera Catalana acabará situando el género lírico en nuestra región a unas alturas impensables. Será frecuente que varias compañías catalanas giren por el mundo con sus magníficos cantantes y sus no menos impactantes animales líricos. Sus caravanas recordarán los viejos circos de antaño, con la diferencia que los animales, muy bien tratados ahora y habiendo pasado por las mejores escuelas de música del mundo, con revisiones periódicas según protocolos médicos de altísimo nivel internacional, se dedicarán a un género mil veces superior al del circo, como es el de la Ópera Lírica.
     Los arquitectos serán protagonistas de una importante eclosión afirmativa gracias a una nueva generación de constructores que se habrá lanzado a la arena pública una vez acabada la gran torre central de la Sagrada Familia. Por lo visto, con la consecución de esta obra monumental, Barcelona se convertirá en sede de un cúmulo de mejoras y de descubrimientos en el uso del cemento armado en combinación con los nuevos materiales sintéticos que entonces comenzarán a aplicarse, los cuales estarán destinados a revolucionar el arte de la arquitectura. El primer edificio post-Sagrada Familia será la nueva sede de la Generalidad de Cataluña, en su etapa ya plenamente autodeterminada dentro del conjunto operativo de la FEAA (Federación Española de Autonomías autodeterminadas), que se levantará en Tarragona en forma de una gigantesca seta sin sombrero que recordará la barretina por su color rojo y su ondulación, todo él lleno de ventanas y de balcones, obra de Claudia Bufafigues 5ª, que a la edad de ochenta años se convertirá en la quinta Reina de la Casa Real de este linaje de monarcas de una gran longevidad.
     Para completar este repaso de cartografía polimonárquica, aún nos faltaría hablar de la Corona de los Fogones y de la Reina del Amor, dos de los cuatro Palos de la Baraja Catalana, así como de muchas otras monarquías de gran impacto, las cuales irán llenando el mapa de Cataluña hasta convertir nuestro país en la zona del mundo con mayor capacidad de atracción por metro cuadrado.
     Pero antes de entrar en materia, me ha parecido indispensable hablar de una de las primeras peticiones populares atendidas por los nuevos políticos catalanes: el regreso de las Corridas de Toros, una petición no del todo unánime pero sí muy insistente y poderosa por parte de amplios sectores poblacionales, que hasta entonces se habían sentido desamparados por las oleadas catalanizadoras de los primeros años de independentismo. Serán las nuevas franjas de población del sur de Cataluña las que demostrarán, de una vez por todas, las profundas raíces autóctonas que tiene la Corrida en nuestro país. Sin duda influirá en este regreso el peso de las regiones tarraconenses y leridanas del sur, de una gran importancia en esta época, libres como estarán de turismo —existente, por supuesto, pero en dosis reducidas y soportables— y por ello con más tiempo y ánimos para dedicarse a las preocupaciones públicas y básicas de los ciudadanos. Esta bajada del centro de gravedad de Cataluña al sur tarraconense se explica también por la gran pujanza de Valencia, Murcia, Albacete y Almería, regiones que a mediados del siglo XXI estarán decididamente al alza.
     Atención, este desplazamiento de los poderes políticos hacia el sur no significa que Barcelona y Girona tengan que caer, a mediados del siglo XXI, en deterioro alguno, por el contrario, gozarán de un enorme despegue económico gracias a la potente industria turística que habrá encontrado por fin en los Polimonarquismos, tras tantos años de crisis y bajada a los infiernos, sus gallinas de oro. Además de los Cuatro Palos de la Baraja Catalana —nombre con el que se designarán los principales y más potentes linajes reales de Cataluña, como son los Reyes de la Casa, la Reina del Amor, la Casa Real de la Ópera, y la Monarquía de los Fogones—, la tierra catalana vivirá inmersa en un constante fermento polimonárquico de una inaudita fecundidad. Prácticamente cada gremio, ciudad, barrio importante y población, por pequeño que sea, tendrá su monarquía que se inspirará en peculiaridades singulares y únicas de cada lugar, enfrentadas en una delirante competitividad para atraer clientes a sus bares, hoteles, tiendas, teatros, festivales y restaurantes.
     Otro punto clave de nuestra prospectiva es, en consonancia con lo ya antes apuntado, el descenso, a mediados del siglo XXI, de la capitalidad de Cataluña al triángulo Tarragona (sede del Palacio de la Generalitat), Reus (sede de los dos Parlamentos y de los dos senados de Cataluña) y Tortosa (sede del poder financiero y de la Banca Catalana), dejando Barcelona totalmente dedicada a su vocación de servicio al turista, con todos sus edificios más emblemáticos convertidos en fuente de inagotables beneficios.
     Otro punto importante a destacar es cómo a partir de la segunda mitad del siglo, más o menos hacia los años sesenta, todos los presidentes de la Generalitat serán mujeres, muy jóvenes la mayoría, fruto de un enorme cambio generacional que dará al género femenino una ventaja sobre el masculino respecto a los trabajos que piden inteligencia. Una decisión que tendrá que ver con los funestos períodos de los presidentes anteriores, todos ellos masculinos y dotados de una ineptitud descomunal. Será a raíz de estos cambios cuando se impongan las nuevas líneas profesionales de los ciudadanos machos, especializados en su gran mayoría —salvo los arquitectos, cocineros, compositores de ópera, publicistas, directores de discoteca y otras especialidades creativas— en los trabajos que piden más fuerza muscular.
     En nuestras conversaciones hemos ido avanzando algunos de los nombres más célebres de esta estirpe de emprendedoras presidentas, impecablemente electas por democracia directa, siendo quizás Josefina Vilà y Delgado así como Amalia Garriga y Pollet las dos que sentarán las bases de una nueva manera de entender la política. Básicamente consistirá en escuchar las peticiones populares más atrevidas y arriesgadas, no después de haber pasado por un eficiente filtro compuesto por representantes de las principales casas reales temáticas del país más los dos parlamentos y los dos senados, por lo que, en un breve espacio de tiempo, el paisaje de Cataluña habrá cambiado de la noche al día.
     

(1) Vale la pena recordar algunos de los títulos aparecidos más renombrados, ya citados en el primer acopio de cartas de Bastides en 2005: Moscatell i Trabanqueta, ópera de aventuras de Lloret i Sabata; Quatre Barres i una Barruda, ópera cómica de Julivert Grimpau; La Madame Figa Flor i lo Cavaller Lliri Cul, poema erótico-musical de Ricart Salvatge; La Dama de les Gardènies, de Antoni Matxín i Pujol; Un amor d’Olot, de Joaquim Riupagès y Rossinyol Delcamp; Otel, de Quim Suc i Pot; Romeu i Cristeta, de Ramón Pinyol i Domènech; Lo Baró de Figueres, de Conyac Delpot; Los mil fills de la Conilla de Banyoles i la Barretina de Porqueres, ópera espardenya de Pepet d’Estrassa y Mossèn Bunyol; Tirant Lo Negre o Lo Gai Saber del Cavaller Invertit, de Joan Pet i LLufarols; Mossèn Trabuc i la Filla del Rector de Poblet, de Roc Dur del Castell. (Aportación visionaria de la Colla de la Playa en colaboración con el Profesor Raymond Màlo Pampipa, de la Escuela de Malta, durante el Congreso de Historia del Futuro, la Barceloneta, octubre 2003).


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